La mayoría de las fragancias femeninas contienen notas florales al igual que muchas fragancias para hombre. Las fragancias florales son fáciles de reconocer nada más olerlas, son muy femeninas, encantadoras, elegantes, delicadas y románticas.
Las notas florales son uno de los componentes más frecuentes en la perfumería femenina. Se trata de la familia olfativa más grande y popular de todas. A ella pertenecen aquellas fragancias cuyas notas giran en torno a una o a un bouquet de flores.
Entre las materias primas más destacadas encontramos el jazmín, las rosas, las violetas, el narciso, los lirios y el geranio. Muchas veces la fragancia contiene también notas de otras flores, como peonía, gardenia, nardo, lirio del valle, fresia, magnolia, geranio o mimosa. Hay perfumes en los que una flor proporciona el aroma dominante, y otras en las que se mezclan los olores de varias, algunos contienen un toque de frutas o especias, y la mayoría complementa el olor de las flores con matices de maderas, musks, ámbar o vainilla.
Trabajar con esta familia olfativa ofrece una variedad infinita de combinaciones. Nuevas combinaciones logran expandir la selección.
Los perfumes de esta familia olfativa son fragancias frescas que evocan la brisa marina, fuentes y cascadas, la refrescante agua de lluvia o el rocío de la mañana, el aroma del verano en un frasco.
Los perfumes acuáticos suelen coincidir con los llamados comúnmente “perfumes con olor a limpio”. En su composición se encuentra un ingrediente principal, el Calone, un componente sintético, de estructura similar a las feromonas producidas por cierto tipo de algas, que aporta una nota marina a este tipo de fragancias. El Calone produce el efecto olfativo de la brisa marina y trazas de ozono, creando un efecto olfativo oceánico.
Aunque, por su composición de notas, el acuático es un grupo olfativo al que pertenecen muchos perfumes masculinos, existen también perfumes de mujer con notas acuáticas.